El árbol, el trazo, la forma
Los trazos: de
la figura a la forma
La
curiosidad del hombre ha ido más allá de la simple observación; ha tratado de
imitar con sus manos, instrumento de comunicación esencial, las rectas de las
quebradas, las curvas de las volutas, los rizos de los bucles. Trazos básicos
que al unirse delinean la figura que más tarde, a golpe de gubia y de formón,
tomará la forma del objeto deseado, en toda la dimensión de su profundidad.
Nuevos
instrumentos y materiales afinarán los rasgos, lijarán las asperezas y harán
tersa la superficie del producto, dándole así, piel, cabello, luz y vestido con
apariencia de naturalidad.
Al
trazar la figura directamente en el trozo
de la madera, el artesano se apropia de aquello que está representando. Esa
representación está nutrida, por un lado, de los elementos de su propia
cultura; por otro, de los aspectos dispersos que le llegan de la cultura
erudita. La combinación de culturas produce hibridaciones cuyos elementos se
incorporan en forma sólida entre unos y otros.
El
sentir del artesano va otorgando movimiento al objeto, acciones congeladas que
denotan la suspensión de la acción en el momento crítico que el artista
interpreta del propio tema de su talla. Esto quiere decir que: "el
imaginario es creación incesante y social indeterminada
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